San Pío X: ¡ruega por nosotros!

 Hoy es 3 de septiembre, y según el calendario tradicional se festeja al Papa San Pío X cuyo nombre antes de su elección al trono pontificio era Giuseppe Sarto. El primer Sumo Pontífice electo en el siglo turbulento siglo XX y que prácticamente vio la transición de la famosa "Belle Epoqué" que vivía Europa. 

Este Papa es conocido en el mundo católico por su lucha implacable contra el modernismo al cual llamó "la síntesis de todas las herejías", al cual dedicó una encíclica completa e igualmente el gran dolor que le embargó al estallar la Primera Guerra Mundial -a otro Papa de nombre Pío le tocaría el estallido de la Segunda-, pero en nuestro campo hay algo que agradecerle: su lucha por la restauración de la música litúrgica.

El cardenal Giuseppe Sarto es electo el 4 de agosto del año 1903 sucediendo a León XIII, y desde un principio no era visto como papable, tuvieron que transcurrir 7 escrutinios e incluso un veto por parte del Imperio Austrohúngaro para que 50 de los 62 cardenales le eligieran como sucesor de San Pedro. Como obispo de Mantua y arzobispo de Venecia se había preocupado por la preparación de los seminaristas poniendo un especial énfasis en el canto religioso el cual se encontraba en una situación por demás lamentable. ¿Cuál era la situación del canto en aquella época?, pues una no muy diferente a la que tenemos hoy día, los estilos de la música profana se habían insertado en la liturgia, particularmente el "teatral" reflejándose en obras como el "Stabat Mater" de Gioachino Rossini, con obras profanas "adaptadas como el "Ave Maria" de Schubert o sin adaptar como las marchas nupciales de Mendelsonh y Wagner. Otra costumbre era anteponer largos preludios a los cantos del propio de la misa, haciendo que estos perdieran su esencia gregoriana. 

Volviendo a San Pío X, cuando este aun era arzobispo de Venecia publica una carta en el año de 1895 sobre "La restauración del canto sacro", acercándose a figuras como el padre Perosi el cual con su movimiento Ceciliano luchaba por la restauración del gregoriano, así mismo  tuvo a bien organizar un "Congreso Eucarístico" en el año de 1897, inculcando en su grey la importancia de la liturgia. Así, ya electo Papa se dedica a promover la participación en la misma, hablando no ya de "cantar en la liturgia" sino de "cantar la liturgia", y fruto de estos años de trabajo y de su experiencia como músico nace de su puño y letra el motu propio "Tra le sollecitudini" un 22 de noviembre del año 1903...¡a poco menos de 6 meses de su elección!, en el cual se establece el punto de partida para la restauración de la música litúrgica. 

De este se puede destacar:

1.- Santidad, universalidad y bondad de formas como cualidades de la música sacra

2.- Primacía de la música vocal sobre la instrumental

3.- Primacía del órgano de tubos sobre los demás instrumentos

4.- Exclusión de todo lo profano, tanto en estilos como en instrumentos (Prohibición del piano, chirimía y demás instrumentos fragorosos)

5.- Reconocimiento del canto gregoriano como el propio de la Iglesia Romana. 

6.- Reconocimiento de la polifonía clásica como canto en igualdad de dignidad al gregoriano

7.- Restauración de las "Scholae cantorum"

8.- Se pide que los seminaristas reciban formación musical 

9.- Se vuelve a afirmar que el latín es la lengua propia de la Iglesia Romana. 

Esta ordenanza se buscó como siempre lo señaló el Papa para la "mayor gloria de Dios y la santificación de los fieles" colocando a la música no como la estrella de la liturgia sino como una humilde sierva de esta. 

A casi 117 años de su publicación es necesario recordarlo, ahora que no es la música teatral la que invade los templos, sino las melodías rock-pop, folk y demás géneros propios de las radio emisoras pero no...de la casa de Dios, y debemos pedir la intercesión de San Pío X y de Santa Cecilia en este arduo camino, por la "Gloria de Dios y la santificación de los fieles" que somos todos nosotros.